Con las hojas de
los plátanos de Nicaragua vas a envolver los nacatamales de la
pobreza que te alimenta en un país que a finales de este año 2012
tendrá 300.000 nuevos pobres. La receta del relleno de los
nacatamales es larga y compleja. No es la receta de un médico sino
la de un tecnócrata que sabe cómo hacer más pobres. Con las hojas
de los plátanos envuelven a la gente, a los enfermos, a los
ancianos, a los niños hambrientos y a las mujeres desnutridas, las
que saben que un nacatamal lleva masa de tortillas, picado de cerdo,
tocino, rodajas de papa cruda, cucharada de arroz, aceitunas, pasas
de uva, tomate, cebolla, chiltoma
o morrón, todo eso bañado
con salsa de chile, que es la salsa picante del desempleo, de
la enrojecida inflación, de la
morada deuda pública y del amarillo PBI, el más bruto de los
productos brutos, la variable de ajuste de una economía que siempre
está “nacatamal”.
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